Jorgita era una niña que disfrutaba copiosamente comer alfajorcitos. Además, también le gustaba muchísimo jugar al fútbol con los varoncitos y trepar árboles con ellos.
Un día jugó tanto tanto que se transformó en un niño. Para anegar su duelo, triplicó la ingesta de alfajores: comió tantos, pero tantos alfajores que devino en uno él mismo.
Fue así que nacieron los alfajorcitos Jorgito.
Nikofka Penso
lunes, 10 de marzo de 2008
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